Reflexionando de dónde vinieron las amistades que tengo
Me acuerdo de un tiempo en mi vida en el que sentía que me faltaban amistades o que mis amistades no eran tan fuertes como me gustaría. Sin embargo, en este momento mis amistades están más fuertes de lo que me podía imaginar, y tengo nuevas amistades que en aquel momento ni se me hubieran ocurrido. Esta realización me llevó a reflexionar acerca de cómo nuestras amistades llegan a suceder.
Muchas personas se categorizan como extrovertidas o introvertidas, y entre los que son iguales generalmente se forman los grupos de amigos, aunque todos sabemos que somos un poco de las dos. En la edad que estamos ya muchos de nuestros grupos están formados y nuestras amistades ya hechas. Queremos aprovechar el tiempo juntos y dividirnos como podamos. Pero si me hubiera mantenido cómoda en donde estaba, no tendría las amistades que tengo ahora. Algunas de mis amistades surgieron al compartir actividades juntos (como soccer) y otras al darme cuenta de los intereses que tenemos en común.
Me di cuenta que aunque algunas cosas pasan por coincidencia, en otras nosotros tenemos que poner de nuestra parte. A veces no hay que esperar a que alguien venga y nos hable de algo que nos interesa, sino que podemos ir nosotros a buscar a alguien y hablarles de algo que les interesa a ellos. Alrededor de nosotros tenemos a personas con vidas completas y con costo nos damos cuenta. Estas personas no son solo la impresión que tenemos nosotros de ellos, son mucho más. Al querer llegar a conocer a alguien de verdad nos damos cuenta de toda la vida que traen con ellos y que es posible llegar a conocer a alguien con quien teníamos mucho más en común de lo que pensábamos.
Así que, salgamos de nuestra zona de confort y atrevámonos a abrirnos a los demás. Quizás una amistad verdadera nos está esperando.
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